Obligado a Penetrar: la violación sexual contra el hombre de la que nadie habla.


Existe una forma de violencia sexual de la que casi no se habla: la de obligar a un hombre a penetrar a otra persona. Aunque suene impactante, es una realidad que afecta a un número significativo de hombres y que, al ignorarse, oculta un grave problema social.

Este tipo de agresión, conocido como "penetración forzada", es clave para entender la violencia sexual que sufren los hombres y, en muchos casos, que es ejercida por mujeres. De hecho, los estudios indican que en el 68% de las violaciones sexuales contra hombres, la agresora es una mujer.

¿Por qué es importante estudiar esto?


Durante mucho tiempo, las leyes y las encuestas no han reconocido esta experiencia como una violación. Solo se considera violación cuando la víctima es la parte penetrada. 

Esto ha creado un vacío: no hay herramientas adecuadas para identificar estos casos, lo que deja a las víctimas en la sombra.

Para solucionarlo, un estudio reclutó a más de 1,000 personas para evaluar la utilidad de nuevas preguntas diseñadas específicamente para detectar la "penetración forzada". Los resultados fueron reveladores:

  • Entre el 4.5% y el 10.6% de los participantes reportaron haber sido víctimas.
  • Todos los casos nuevos identificados fueron de hombres heterosexuales.
  • Entre los hombres que reportaron cualquier tipo de victimización sexual, entre un 33.8% y un 58.7% habían experimentado esta forma específica de abuso.
Esto demuestra que la penetración forzada es mucho más común de lo que se cree. Incluirla en la toma de estadísticas aumentaría drásticamente las cifras de violencia sexual, especialmente contra hombres heterosexuales, y revelaría con mayor claridad la tasa de violencia sexual perpetrada por mujeres.

Un problema grave, pero ignorado


Aunque se investiga poco, la evidencia es contundente: al menos 1 de cada 5 hombres en Estados Unidos sufrirá una violación a lo largo de su vida.

¿Por qué entonces un problema tan extendido recibe tan poca atención? 

La explicación más plausible apunta a un sesgo ginocéntrico (tendencia a centrar la atención principalmente en los problemas de las mujeres). Para entender la magnitud de esta indiferencia, podemos compararlo con otra crisis que afecta mayoritariamente a los hombres: el suicidio.



Cuando 2 de cada 10 suicidios son de mujeres, se activan alarmas sociales y mediáticas. Sin embargo, que 2 de cada 10 hombres sean violados no genera la misma preocupación; a menudo, provoca burlas o negación.

Algunos argumentan que esta invisibilidad es culpa del "machismo" o del "patriarcado". Pero resulta contradictorio pensar que un sistema que supuestamente privilegia a los hombres los ignore de forma tan flagrante en un tema tan grave. Si bien los roles tradicionales masculinos influyen, esto no hace a las víctimas culpables de su situación.


"¿De verdad es una violación?" La pregunta que demuestra el problema


Es alarmante que, cuando un hombre es violado, tengamos que debatir si lo fue. 

Si en la misma situación la víctima fuera una mujer, nadie lo dudaría. Esto refleja cuán arraigada está en nuestra cultura la desechabilidad masculina: la idea de que el dolor de los hombres es menos importante.

Los escenarios de penetración forzada no siempre implican fuerza física. Muchas veces son casos de coacción emocional y manipulación, como:
  • Una mujer mayor que abusa de un adolescente.
  • Una esposa que obliga a su marido exhausto a tener relaciones.
  • Una novia que usa el sexo como herramienta para evitar una ruptura.
Si imagináramos a un hombre teniendo sexo con una mujer inconsciente o borracha, saltarían todas las alarmas. Pero si la víctima es un hombre, estas preguntas se desvanecen o se convierten en una broma.

La creencia cultural de que "los hombres siempre quieren sexo" normaliza lo que, con los roles cambiados, sería inaceptable. Esta dinámica es tan poderosa que la violación de un hombre por una mujer a menudo se usa como recurso cómico en películas y series. La misma escena, con una mujer como víctima, sería el guion de un drama grave.


Una redefinición necesaria


La violencia sexual se define como cualquier contacto sexual sin consentimiento. La violación es su forma más severa. Hasta hace poco, la "penetración forzada" (obligar a un hombre a penetrar) no se consideraba violación en la mayoría de las leyes y encuestas.

No reconocer esta experiencia no solo invisibiliza a las víctimas masculinas, sino que también oculta sistemáticamente la violencia cometida por mujeres. Es hora de ampliar nuestra comprensión de la violación para incluir todas sus formas y dar voz a quienes han sido silenciados.


Las Graves Consecuencias: Un Daño que No Distingue Sexos.


Un argumento que surge con frecuencia para minimizar la violencia sexual ejercida por mujeres contra hombres es cuestionar la gravedad de sus consecuencias. De nuevo, nos encontramos con un doble estándar: si los roles de género se invirtieran, nadie dudaría del trauma que genera una violación.




Contrario al mito popular, las secuelas de la violencia sexual son profundamente serias independientemente del sexo de la víctima. La violación está directamente relacionada con:

  • Altos niveles de estrés postraumático (TEPT)
  • Depresión y ansiedad
  • Un deterioro significativo de la salud física y mental

Las investigaciones emergentes confirman que ser obligado a penetrar es una experiencia profundamente traumática para los hombres. Se trata de una forma de violencia poco reconocida, pero con impactos reales y duraderos.


Las Cifras que Rompen el Silencio: La Evidencia en Estados Unidos


Existe suficiente evidencia para afirmar que esta forma de violencia sexual está más extendida de lo que nuestra cultura, centrada en la protección de la mujer, está dispuesta a admitir. Aunque los estudios son aún limitados, los datos pintan un panorama claro:

  • A nivel nacional: Los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) estiman que aproximadamente 1 de cada 5 hombres (22%) experimentará victimización sexual a lo largo de su vida.
  • En universidades: Las tasas son aún más altas, entre un 28% y un 50% entre los hombres universitarios. Las tasas de violación reportadas por ellos son solo ligeramente inferiores a las de sus compañeras mujeres.
  • Los perpetradores: Los datos son contundentes sobre quiénes son los agresores.
    • En adolescentes, el 95% de los perpetradores contra hombres son mujeres.
    • En estudios con hombres universitarios y adultos, entre el 62% y el 73% de los agresores fueron mujeres.
    • Una investigación con parejas heterosexuales encontró que el 30% de los hombres reportó victimización sexual, y, por el diseño del estudio, todas las perpetradoras eran mujeres.

Estas estadísticas demuestran que la victimización sexual de los hombres es mucho más frecuente de lo que se creía, confirmando que es un problema de salud pública subestimado.


Conclusiones: Un Llamado a la Visibilidad y la Acción


Este estudio deja claro que la "penetración forzada" no es un caso raro o aislado. Representa aproximadamente un tercio de todas las agresiones sexuales que sufren los hombres, y la mayoría de las veces son perpetradas por mujeres.

Estos hallazgos llevan a conclusiones urgentes:

  1. Falta de investigación: Tanto la victimización sexual de los hombres como la perpetración de las mujeres son campos enormemente descuidados que necesitan un escrutinio científico mucho mayor.
  2. Cambio legal y político: Es crucial abogar por cambios en las leyes y políticas públicas para que la "penetración forzada" sea reconocida explícitamente como una forma de violación. Esto afecta a un número significativo de personas y debe ser tratado con la seriedad que merece.
  3. Prevención y atención: Se necesitan esfuerzos de prevención específicos y, sobre todo, que los profesionales de la salud y servicios legales pregunten directamente por este tipo de experiencias para poder ofrecer la ayuda adecuada.

En resumen, es hora de dejar de ignorar a estas víctimas invisibles. Reconocer la penetración forzada es el primer paso para reducir el daño social y sanitario de una violencia sexual que hemos preferido no ver. 

La evidencia está sobre la mesa; ahora corresponde a la sociedad escucharla.

Fuentes:

  • Anderson, RE, Goodman, EL y Thimm, SS (2020, 30 de junio). La evaluación de la penetración forzada: un paso necesario y más hacia la comprensión de la victimización sexual de los hombres y la perpetración de las mujeres. https://doi.org/10.1177/2F1043986220936108

No hay comentarios